sábado, 18 de agosto de 2007

Extorsión, muerte y engaño.

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Te quiero
En todo momento y lugar
Pero éstas serán las últimas palabras
Que de mi boca oirás
Porque hoy te dejo
Y ojalá eternamente.

De estos labios que posees
Te despojo
Pues los dominabas
Con un tácito interés
De extorsión, muerte y engaño.

También te quito la propiedad de mis manos
Que tanto ansiabas
¡Jamás las volverás a tocar!
Porque cuando lo hagas
Significará que he vuelto a caer en tus redes;
Eso, te reitero, no ocurrirá jamás.

Qué cierto es
Que me subyugabas con alevosía
Mas yo, embebido por el deseo,
Nada veía y continuaba adorándote
Necesitándote y, por sobre todo,
Deseando tenerte a mi lado
En todo momento y lugar.

¡Oh, con angustia recuerdo nuestros momentos!
Tan infinitamente placenteros
Me consumía con tu fuego
Cuando nos hacíamos uno nada más
Y tú fluías por mi corporalidad
Como yo por la tuya.
Al igual que tú
Esos momentos son ya cenizas

Ya no, te digo a ti
Ser despreciablemente adictivo
Ya no seré tu amigo ni tu acompañante
¡Nada seré!
Porque así siempre debió haber sido
Y de hoy en más, así será.

Con lucidez veo el panorama ahora:
Ya entiendo por qué vistes de blanco
Sólo es para ocultar tu venenoso contenido
Tu infecto interior
Tu oscuros intestinos
El mortal enemigo que se esconde tras de ti
Tras tus ropas, tras tu encanto
Tras tu todo
Porque eres intrínsecamente
Un raptor de dinero
Un parásito sediento de vida
La fatalidad misma.

Sólo te pido que a mí no te acerques
Pues te quiero y te querré siempre
Pese a lo abominable que seas.

Te abandono entonces
Y que sea para siempre.
Con completo orgullo te digo
Adiós
Mi queridísimo cigarro.
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